8M: Cuidados públicos para todas, por un futuro ecofeminista

La actual crisis ecosocial en la que vivimos se basa en el agotamiento del modelo productivo, por el abuso intensivo y la explotación de los recursos, sin tener en cuenta los límites de las personas y del planeta.

El ecofeminismo viene a hacer políticas desde una perspectiva del respeto y los cuidados.

El sistema social solo es mantenible gracias al trabajo gratuito e invisibilizado de las mujeres.

Si, de un día para otro, se remunerase el trabajo de cuidados y producción de alimentos realizado por mujeres en todo el mundo, el sistema colapsaría. Es un trabajo que genera muchísima riqueza, pero que, como no se contabiliza en dinero, no aparece en el PIB por su coste.

El sistema explotador de recursos y de personas está construido desde la desigualdad.

Las mujeres aún renunciamos a estudios, trabajo u ocio para cuidar a familiares, en un porcentaje muy superior, respecto a los hombres. Esto produce desigualdad social y económica, más vulnerabilidad, más riesgo de exclusión y más posibilidad de sufrir violencias machistas. La desigualdad en el reparto de cuidados está en el origen de la desigualdad en su sentido más amplio.

Solo desde el ecofeminismo, que plantea que los cuidados sean una cuestión común y compartida, que sean el foco y el origen de las políticas, seremos capaces de reconstruir el sistema, para que las mujeres dispongamos del tiempo que necesitamos para construirnos vidas completas.

Los hombres deben la corresponsabilidad, su parte en este trabajo, y las mujeres tenemos que aprender a desligarnos del papel de únicas cuidadoras.

Las instituciones tienen la obligación de estar ahí, de regular y proveer los servicios necesarios para liberar ese tiempo.